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Estefanía Alfonso “La Desdichada”

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Estefanía Alfonso fue una bastarda «real», pues nació antes de 1148 de los amores entre el rey Alfonso VII de León y la condesa Urraca Fernández de Castro. Se la conoce más por el sobrenombre con el que ha pasado a la historia: `la desdichada´. Se ha estimado la fecha de su nacimiento porque su padre otorgó un privilegio legal en favor de la niña y de su madre. Por aquel entonces el primo hermano de Estefanía —Fernando Rodríguez de Castro— tendría ya veintitrés años.

fernando II leon
Fernando II de León

Fernando Rodríguez de Castro se casó unos dos años después con Constanza Osorio, hija del conde leonés Osorio Martínez. Al morir el rey Alfonso VII de León en 1157, el conde Osorio Martínez perdió el apoyo del nuevo rey Fernando II. La decisión del Conde Osorio fue desterrarse de León e instalarse en Castilla donde la familia de su yerno —los Castro— ejercía la regencia a causa de la minoría de edad del rey Alfonso VIII (que entonces tenía solo 2 años de edad). Pero la situación política en Castilla era también muy cambiante. En 1159 la familia Lara desplaza a la familia Castro en la regencia de Castilla, por lo que Fernando Rodríguez de Castro y sus vasallos se exiliaron en León. Se desata un auténtica guerra civil entre las familias Lara y Castro, con la paradoja de que el conde Osorio Martínez se opuso a su yerno, apoyando a la familia Lara en la pugna por el poder.

Pocos meses, después de exiliarse Fernando y los suyos en la Corte de Fernando II de León, los Castro y su ejército volvieron a Castilla. En marzo de 1160 los ejércitos de los Castro y los Lara se enfrentaron en la batalla de Lobregal. En un momento dado Fernando se encontró frente a frente con su suegro, matando en combate al conde Osorio Martínez. La batalla acabó con una total victoria de los Castro que capturaron a muchos caballeros de los Lara. Fernando ganó enorme prestigio, convirtiéndose en Mayordomo Mayor del rey Fernando II de León, su hombre de confianza. En León le pusieron a Fernando el apodo de “El Castellano”, con el que ha pasado a la historia.

Cinco años después Fernando repudió a su esposa Constanza Osorio y se casó con su prima Estefanía Alfonso, hermanastra del rey Fernando II de León. Ella debía de tener unos 18 años y Fernando 41.

Tres años después de la boda Fernando acompañó a su rey a una campaña sorpresa en Badajoz, ciudad almohade que estaba siendo asediada por el célebre caballero portugués Sempavor.

Gerardo Sempavor
Alcazaba de Badajoz

El Rey de León tenía miedo que si la conquistaban los portugueses él perdería su derecho sobre ella, por lo que los leoneses atacaron a los portugueses y devolvieron Badajoz a los almohades. Fernando de Castro tuvo una actuación heroica en Badajoz, siendo quien capturó al legendario caballero portugués. A cambio de su libertad Sempavor le entregó las fortalezas de Trujillo, Montanchez, Santa Cruz de la Sierra y Monfragüe. También le correspondía a Fernando la ciudad de Cáceres, pero se la cedió a su señor: el rey de León.

Los nuevos y extensos territorios de Fernando de Castro estaban situados en una zona que —según el Tratado de Sahagún— le correspondía reconquistar al reino de Castilla. Por ello, al ser Fernando Castro vasallo del rey de León, se convirtió en Señor de un pequeño Estado independiente; pues el rey de León no le podía ordenar lo que hacer en sus estados, en tanto que al no ser vasallo del rey de Castilla no le debía obediencia en un territorio teóricamente “castellano” pero que era de su propiedad. A pesar de su “independencia” mantuvo su lealtad al reino de León. Por ello al año siguiente (1171) su esposa fue legitimada y recibió el título de Infanta de León. Así Fernando Castro “El Castellano” culminaba su ascenso: Señor independiente y miembro de la realeza leonesa por matrimonio.

la desdichada
Castillo de Trujillo

La flamante Infanta de León y su esposo debieron de establecer su residencia en su principal plaza fuerte: Trujillo. Allí, durante la noche del 1 de julio de 1180, pudo ocurrir el drama. Una de las criadas se puso las ropas de Estefanía para acudir a una cita con un amante. Pero Fernando se levantó del lecho y vio a los amantes en acción. Creyendo que Estefanía le estaba engañando con otro, apuñaló al hombre hasta matarlo; a continuación persiguió a la mujer, que corrió presurosa a refugiarse en la alcoba de Estefanía. Al entrar Fernando en la habitación encontró dormida y desnuda a Estefanía, apuñalando también a la desdichada hasta matarla.

desdichada

Entonces entraron varios sirvientes con sus antorchas y Fernando se dio cuenta de que Estefanía no podía haber tenido tiempo de quitarse sus vestidos; al registrar la habitación encontraron a la criada debajo de la cama de su señora, con el vestido de Estefanía puesto. Fernando se dio cuenta de que a quien había visto era a la criada y que su mujer era inocente.

Destrozado, Fernando se puso una soga al cuello y se fue a verle al rey Fernando II con el puñal con que había matado a su esposa, dispuesto a aceptar el castigo que éste le impusiera. El rey Fernando II, a pesar de que se trataba de la hermanastra que recientemente había reconocido, se negó a castigarle. Además, el rey decidió honrar a Estefanía con el privilegio de que fuera enterrada en el Panteón Real, junto a su abuela. Se esculpió en su lápida lo siguiente: “Aquí yace la infanta Estefanía, nieta del emperador Alfonso, esposa del potentísimo barón Fernando Rodríguez…”.

Al morir el desgraciado caballero en 1185, el rey de Castilla reclamó que las fortalezas del pequeño Estado de Fernando de Castro pasaran a su jurisdicción; así se hizo siendo encomendada su defensa a las Ordenes de caballería de Santiago y San Julián de Pereira.

Inspirado en esta historia, en 1604 Lope de Vega escribió la obra La desdichada Estefanía. De esta historia no queda rastro en Trujillo a pesar de ser el escenario más probable de la misma. Por ello Estefanía Alfonso ha pasado a la historia con el sobrenombre de “la desdichada”.

Texto de Ignacio Suarez-Zuloaga e ilustración de Ximena Maier