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Joanot Martorell, el caballero inspirado

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En Valencia, el 12 de mayo de 1437, el caballero Joanot Martorell desafiaba por escrito a un duelo a muerte a su primo Juan de Monpalau. En la misiva le acusaba de haberse aprovechado de la hospitalidad de su familia para seducir a su hermana Damiata. Después de haberle dado promesa de matrimonio y de haber conseguido yacer con ella, resulta que se negaba a casarse.

La carta de desafío no solo fue enviada a su destinatario, sino que, como era habitual, con la finalidad de “obligar” públicamente al requerido a aceptarla, Joanot Martorell se encargó que esta fuera clavada en la puerta de las iglesias y en otros lugares públicos de la ciudad de Valencia, donde ambos caballeros residían.

joanot martorell

El caballero desafiado contestó duramente a las acusaciones. Sin negar en momento alguno haberse acostado con Damiata, le acusó a su primo Martorell de mentir en lo que se refiere a que le había dado a su hermana promesa de matrimonio. Con ello se le daba a entender a los escandalizados valencianos que Damiata le permitió meterse en su cama (y que era una mujer fácil). Con estas declaraciones el escándalo aumentó todavía más.

El caballero Monpalau aceptó el desafío. Eligió realizar el juicio de Dios en la modalidad de torneo a caballo; también seleccionó las clases de armas que ambos emplearían en el duelo. A Joanot Martorell le dejó la tarea de conseguir un juez para el combate, capaz de garantizar que ambos podrían pelear sin interferencias hasta la muerte.

Dada la repercusión que tuvieron los mensajes públicos y la contestación, la tarea se convirtió en poco menos que imposible pues la reina María de Castilla -esposa del rey Alfonso de Aragón- hacía cumplir en sus dominios la doctrina de la Iglesia de hacer todo lo posible para evitar estos duelos entre sus vasallos. Después de múltiples intentos fallidos, la búsqueda de un juez adecuado llevó a Joanot Martorell hasta la ciudad de Londres, a la caballeresca corte de Enrique IV de Inglaterra. Desde allí Joanot Martorell envió a Monpalau una carta citatoria, además de un salvoconducto del monarca inglés para que Monpalau se presentara en Londres.

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Y dada la gran expectación suscitada por el duelo -que ya se comentaba en numerosos castillos de Europa- las gestiones de los caballeros llegaron a la corte de Aragón y por ello, cuando el heraldo portador de la misiva arribó a Valencia, fue encarcelado por orden de la reina, confiscándosele la carta citatoria del rey inglés.

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Un año después, el que se presentó en Londres fue otro caballero valenciano: Perot Mercader, amigo y procurador de Monpalau. Mercader proclamó ante la Corte inglesa que Martorell se había ausentado de Valencia sin autorización de su Señor natural -el rey de Aragón- y que el duelo carecía de justificación. Enterado del gesto Joanot Martorell, desafió a muerte a Mercader. El nuevo duelo tampoco llegaría a celebrarse y el belicoso Martorell acabó por volver a Valencia donde reanudó sus gestiones para salvar la honra de su hermana, tarea difícil ya que media Europa sabía que se había acostado con uno que se negaba a casarse con ella.

En 1454 los reyes decidieron intervenir para darle un fin a un asunto que ponía en evidencia su autoridad con sus súbditos y que era motivo de risas y escándalo por toda Europa. Por ello obligaron a Monpalau a pagar la importante cifra de cuatro mil florines de indemnización a Damiata por haber tomado su virginidad sin luego casarse con ella. Está documentado que trece años después, Damiata seguía soltera ya que su dote no llegó a conseguirle un marido de alcurnia, superando su descrédito moral. El intrépido caballero Joanot Martorell, protagonista de éste y de otros lances caballerescos, encontró en ellos la inspiración para escribir el maravilloso libro Tirant lo Blanc, una de las mejores novelas de caballerías de todos los tiempos.

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Texto de Ignacio Suarez-Zuloaga e ilustraciones de Ximena Maier