Las Fiestas del Ángel en Teruel o de “La Vaquilla” es uno de los acontecimientos festivos más populares de Aragón
Durante la primera quincena de julio, y poniendo como referencia el domingo más cercano a San Cristóbal, Teruel vive sus momentos más grandes durante los días que duran las Fiestas del Ángel o de “la Vaquilla”.
En ellas se rinde homenaje al Santo Ángel, patrón de Teruel. Se conmemora la fundación de la ciudad recordando la leyenda que tiene en el toro, el ángel y la estrella sus símbolos principales.
Las Fiestas del Ángel cuentan con una elevadísima participación popular. Las cerca de veinte peñas que participan son las auténticas protagonistas de los festejos. Los peñistas o “vaquilleros” ponen el color a estos días de celebración. El color blanco de sus camisas y pantalones, el rojo de sus pañuelos y el negro de sus chaquetas o “gorrineras”.
El inicio de las fiestas del angel tiene lugar el sábado por la tarde con la lectura del pregón por parte del alcalde de Teruel. A continuación, suena el campanico. Se entrega el pañuelo para que dé comienzo uno de los actos más representativos de las fiestas: la Puesta del Pañuelico.
Cada año, una peña de la ciudad es la encargada de colocar sobre el torico (la popular escultura situada sobre una columna que es uno de los principales símbolos de Teruel) un pañuelo rojo que permanecerá ahí mientras duren las fiestas.
El elegido trepa a pulso por la columna arropado por sus compañeros de peña. Mientras, la multitud que se agolpa en la plaza le vitorea y celebra el acto que marca realmente el inicio de estas fiestas desde 1982.
En estos instantes la plaza es un hervidero de gente. Las charangas suenan y la multitud baila. Las prendas blancas van adquiriendo poco a poco tonalidades rojizas gracias a los salpicones del principal combustible del momento.
El domingo por la tarde tiene lugar la Merienda, otro de los principales acontecimientos de “la Vaquilla”. La plaza de toros de Teruel se convierte en el escenario principal de una merienda multitudinaria amenizada con suelta de vaquillas. Esto supone otro de los momentos de mayor convocatoria popular de las fiestas.
Al anochecer, la merienda se traslada a las principales calles de la ciudad alargándose durante toda la noche y buena parte de la madrugada.
El toro es un símbolo indiscutible de Teruel y del conjunto de España. Su presencia en las Fiestas del Ángel está asegurada con la celebración del Toro Ensogado. Este acto tiene lugar durante varias ocasiones y supone, en esencia, un traslado de reses desde el antiguo matadero de la ciudad hasta la plaza del Torico para su posterior corrida.
El toro es amarrado con dos sogas y conducido por un grupo de 26 personas experimentadas hasta el final del recorrido. El animal trata de marcar su propio camino mientras zagueros, punteros, sogueros, bagueros y de más conductores lo enfilan por las calles de Teruel. La multitud se amontona a su paso, ya sea tras las barreras, en los balcones o a pie de calle.
Una vez en la plaza, los toros ensogados son corridos por los presentes. Esta tradición fue plasmada por el escultor José Gonzalvo en su monumento al Torico, que puede verse en las calles de Teruel, junto al viaducto.
Durante los días que Teruel vive sus Fiestas del Ángel, la ciudad se convierte en uno de los principales reclamos turísticos de Aragón. Son unas fiestas que se viven en la calle, entre peñas y “vaquilleros”, conciertos, actuaciones y toda clase de actos programados.
El final de fiestas tiene lugar en la medianoche del lunes. La plaza del Torico vuelve a ser el escenario elegido para el cierre.
Primero suena una gran traca fin de fiestas. A continuación, la peña elegida para poner el pañuelo al torico es también la encargada de quitárselo. Una ceremonia que marca el auténtico final de las Fiestas del Angel y su despedida hasta el año siguiente, aunque más de uno se resista a que la noche termine tan temprano. Unas fiestas célebres en toda España.
Imagen principal: Gobierno de Aragón
